Las mieles pueden ser de diferentes colores, sabores, aromas y texturas. Las características que posean dependerán principalmente de la flora de la cual proviene el néctar. Al contrario de lo que comúnmente se cree, el color no determina las propiedades nutritivas, es decir, una miel oscura puede ser de mayor calidad que una clara o viceversa. Las mieles oscuras generalmente tienen un sabor más fuerte y a menudo presentan un alto contenido mineral (rica en fosfato de calcio y en hierro), mientras las claras tienen un sabor más suave.
Este alimento elaborado por las abejas, puede permanecer inalterado durante muchos años en un lugar fresco y seco. Por ello, se aconseja la conservación en recipientes herméticos, así la miel no toma la humedad del ambiente y a la vez se evitan las temperaturas mayores a 50ºC, las cuales deterioran el producto destruyendo algunos de sus componentes.
El color de la miel varía desde el casi incoloro al café obscuro. Su consistencia puede ser fluida, viscosa o incluso cristalizada. El sabor y el aroma varían, pero se derivan de la planta de origen.